Este trastorno se caracteriza por dejar de comer para compensar las calorías extras que se han ingerido mediante bebidas alcohólicas. Se sabe que cada gramo de alcohol aporta 7 kilo calorías por lo cual no resulta difícil estimar cuántas se han consumido con alguna bebida.
Las chicas que cuidan excesivamente su figura saben esto y como generalmente las adicciones y excesos están asociados a trastornos alimentarios de esta índole no resulta extraño que abusen de las bebidas alcohólicas para luego martirizarse con comportamientos compensatorios insanos.
Para remediar el aporte energético extra que le propiciaron a su cuerpo mediante el alcohol, realizan ayunos durante horas o apenas prueban bocado en todo el día. Es un círculo vicioso de nunca acabar porque no pueden ponerle un freno a su adicción ni a la necesidad imperiosa de estar delgadas.
El origen de la drunkorexia radica en la obsesión por el cuerpo delgado y la aceptación social del consumo de alcohol según afirma el presidente de
jueves, 8 de octubre de 2009
Drunkorexia, no comer para beber
Un nuevo mal
Riesgo de vida.
La comida o la ausencia de comida asociada al exceso de alcohol funcionan como un elemento mágico y peligroso. Brindan a quien padece esta dependencia la sensación de que puede controlar su peso, su estado de ánimo y su euforia. Pero la creencia de tener el control dura poco. Para la salud del organismo, estas combinaciones son literalmente cócteles explosivos. Si una mujer vomitó antes de ir a una fiesta, su cuerpo ya se encuentra deshidratado en el momento de consumir alcohol. La pérdida de potasio, sales y la falta de oxigenación en sangre son causas de riesgo cardíaco.
Cómo ayudar.
Ante la sospecha de que una amiga, compañera de trabajo, hija o hermana puede padecer drunkorexia, lo primero que se debe hacer es observar las señales. Aunque son enfermedades silenciosas, hay algunas alertas identificables por el entorno:
• No comparte las comidas.
• Padece deterioro físico y/o hinchazón de la cara (como consecuencia del vómito recurrente).
• Pierde mucho peso en poco tiempo (entre 3 y 6 meses).
• Está obsesionada por el peso y las calorías de los alimentos.
• En el caso del alcohol, la repetición de la conducta y la dependencia son síntomas de alerta. Es decir, si una persona necesita del alcohol para relajarse o divertirse, sin lograr salir de ese estereotipo, entonces hay un problema.
• Van seguido al baño, especialmente después de comer.
• Se dan largas duchas después de comer.
En esos casos, los especialistas acuerdan que lo mejor es acompañar a la persona, darle la sensación de que no está sola en el proceso y hacer una consulta. Amigos, familiares, padres y parejas tienen que entender que quien padece este sufrimiento se siente solo y avergonzado. Abrir el diálogo, dar espacio a la palabra, es el primer paso para la contención y la cura
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